Para Google, cualquier proyecto en el que se aplique la Inteligencia Artificial (IA) debe cumplir los siguientes objetivos:
- “Ser socialmente beneficioso.
- Evitar crear o reforzar prejuicios injustos.
- Estar construido y probado para su seguridad.
- Ser responsable ante la gente.
- Incorporar principios de diseño de privacidad.
- Mantener altos estándares de excelencia científica.
- Estar disponible para usos que estén de acuerdo con estos principios”.
Estas normas, que nos recuerdan a esas leyes de la robótica que el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov enunció en sus libros, se elaboraron tras destaparse que la gran compañía colaboraría con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para mejorar el control de los drones militares a través de la Inteligencia Artificial. Debido a la gran polémica, Google decidió abandonar el proyecto (Project Marven). Pero este hecho sentó un precedente.
Los grandes avances de la Inteligencia Artificial están cambiando el mundo y, con ello, surgen nuevas reclamaciones por parte de la sociedad. Por otro lado, los gobiernos modifican y crean leyes para anticiparse a los futuros problemas sociales y jurídicos que puedan surgir.
El Comité Ejecutivo del CERMI Estatal realizó el año pasado un pronunciamiento político sobre este asunto, “Inteligencia artificial y personal con discapacidad desde una visión exigente de derechos humanos”, donde reivindicó que los progresos en la IA tienen que evitar la discriminación y la vulneración de los derechos de las personas con diversidad funcional. Asimismo, el experto en Tecnología Accesible de la Fundación ONCE, Joan Pahisa, también señalaba la importancia de que estos avances estén libres de prejuicios y no se conviertan en nuevas barreras para la población.
Kai-Fu Lee, uno de los mayores expertos en Inteligencia Artificial del mundo, indicaba en su libro AI Superpowers que el futuro de la IA era difícil de predecir porque forma parte de la historia de los seres humanos. Todo dependerá de las decisiones que adoptemos.
“Si alguna vez la IA permite que nos entendamos de verdad a nosotros mismos, no será porque estos algoritmos capturen la esencia mecánica de la mente humana. Será porque nos liberarán para que nos olvidemos de las optimizaciones y nos centremos en lo que realmente nos hace ser seres humanos: amar y ser amados”, señalaba Lee.
Mayor autonomía
Gracias a los progresos de la IA, las personas con movilidad reducida pueden lograr una mayor independencia. La incorporación de una tecnología perfeccionada en las casas podría facilitar la realización de muchas tareas cotidianas.
Y, aunque parezca ficción, mover una silla de ruedas con la expresión facial o la mente ya es posible. En 2018, la empresa emergente brasileña Hoobox Robotic y la compañía Intel presentaron “The Wheelie”, un kit que emplea tecnología de reconocimiento facial y se puede instalar en cualquier silla de ruedas motorizada. Las expresiones de los usuarios se traducen en comandos que les permiten detenerse, avanzar y girar de manera independiente.
La startup gallega Handytronic creó una silla de ruedas inteligente que lee los impulsos cerebrales y es capaz de traducirlos en movimiento. Asimismo, señaló su objetivo de lograr que fuera económicamente asequible para los potenciales usuarios.
Comunicación accesible
Tecnologías de inteligencia artificial asistida por voz, como Alexa, han cambiado y facilitado la manera en la que nos comunicamos con los dispositivos eléctricos. Asimismo, se están mejorando los programas de subtítulos gracias al perfeccionamiento de los algoritmos de IA.
En el año 2017, Microsoft lanzó la app Seeing AI, que es capaz de describir lo que se ve a través de la cámara. Gracias a ello, las personas con problemas de visión pueden conocer más detalles sobre lo que ocurre en el mundo.
Y vosotros, ¿qué opinión tenéis al respecto y qué otras aplicaciones de la IA consideráis beneficiosas?
Fuentes: Google AI, Marketing 4 eCommerce, AI Superpowers, Forbes, CERMI, Rolling Without Limits, Discapnet, Intel, Microsoft