La larga y estrecha isla de Fuerteventura es la más salvaje del archipiélago canario. Árida, tranquila, asolada por los vientos del Sahara, esta isla es dueña de una singular belleza que se despliega ante la vista del viajero como sus inmensas playas, que parecen no tener fin. Un destino único para disfrutar de unas vacaciones inolvidables.
Toda la isla de Fuerteventura fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2009. Además en esta isla se ha trabajado intensamente para promover el turismo sostenible, también con hoteles y apartamentos accesibles.
Su orografía eminentemente llana y su apuesta por la accesibilidad, la convierten en uno de los mejores destinos adaptados de Canarias. En los principales puntos de la isla se pueden encontrar alojamientos adaptados para personas con discapacidad, con instalaciones, habitaciones y cuartos de baños accesibles para los PMR.
Entre los atractivos de la isla se encuentra Betancuria, la primera ciudad fundada en las Islas Canarias, en donde se puede visitar el Museo Arqueológico y el Museo de Arte Sacro.
Al noreste de la isla se encuentra un emplazamiento imprescindible para quienes realizan un viaje a la isla: el islote de Lobos, un lugar con una biodiversidad espectacular, ideal para relajarse y olvidarse del mundanal ruido.
El entorno natural de la isla de Fuerteventura destaca por su aridez; es un paisaje volcánico al que pocas especies vegetales han podido adaptarse. También hay importantes concentraciones de aves migratorias, que harán disfrutar a los aficionados a la ornitología.
La isla de Fuerteventura produce una relajante sensación de inmensidad, de espacio abierto; no en vano cuenta con inacabables playas vírgenes en las que uno se siente transportado al paraíso.
Por todo ello se conoce a Fuerteventura como la playa de Canarias, pues con sus más de 150 kilómetros de costa es una isla única que visitar en vacaciones, también para las personas con movilidad reducida.
Fuente: Visit Fuerteventura
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